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viernes, 27 de enero de 2017

El 27 de Enero me suena Juan Crisóstomo Arriaga


También en este día podrían sonar aquí: Bobby Hutcherson, Djavan, Gerome Kern, Ginés Torrano Soler+, Giuseppe Verdi+, Helmut Zacharias, Hieronymus Praetorius+, Luigi Tenco+, Mahalia Jackson+, Pete Seeger+, Wolfgang Amadeus Mozart. Y alguna vez lo harán

El 27 de Enero de 1806 nace Juan Crisóstomo de Arriaga en Bilbao. Compositor español de música clásica apodado el Mozart Españolo "Mozart Vasco", debido a las grandes dotes musicales que presentaba ya desde niño, al igual que Wolfgang Amadeus Mozart, así como a su prematura muerte con tan solo diecinueve años de edad. Su padre le enseñó los fundamentos de la música. A los 11 años, el joven ya componía y representaba obras en las sociedades musicales de la ciudad. En 1818 compondría su Obertura op.1, al año siguiente una Marcha Militar para Banda op.2 y dos Himnos Patrióticos op.3 y op.4, y poco más tarde una Romanza para Pianoforte. Asimismo, compuso un Tema Variado en Cuarteto op.17, la Obertura para Orquesta op.20 y sus Variaciones para Violín y Bajo ad libitum sobre el Tema de “La Húngara”, además de diferentes motetes. Durante los dos siguientes años, hasta 1921, el autor dedicó sus esfuerzos a la composición de una ópera titulada Los Esclavos Felices; una ópera semi-seria en dos actos y cinco cuadros, de la cual sólo nos han llegado, de los más de treinta números del libreto, la Obertura, la Marcha Mora, la Cavatina de Elvira y el Dúo de Alfonso y Elvira. En septiembre de 1821, su padre decide enviarlo a París con tan solo 15 años para que allí pudiera adquirir los conocimientos que en su Bilbao natal ya nadie podía proporcionarle. Con únicamente algunas partituras como tarjeta de presentación, ingresó en la École Royale de Musique et Declamation, más tarde llamada Conservatorio. Allí estudió violín con Pierre Baillot, armonía con François-Joseph Fétis y contrapunto con Luigi Cherubini. Sus profesores pronto quedaron maravillados por sus rápidos progresos y dotes, en especial para la composición. En 1823, Cherubini, el cual acababa de ser nombrado director de la École el año anterior, escuchando el Stabat Mater del joven compositor preguntó por la autoría de dicha obra, y cuando supo que pertenecía al joven Arriaga le dijo “Increíble. Eres la misma personificación de la música”. Enseguida, en 1824, Arriaga fue nombrado profesor repetiteur de la clase de contrapunto y fuga, cuando tan sólo un año antes él era alumno de dicha Aula. Su primera obra de esta nueva etapa, fechada el 16 de febrero de 1822, fue el arreglo para cuarteto de cuerda de las Variaciones sobre el tema de “La Húngara” o “Thema de la Tirolesa”. También la Obertura de Los Esclavos Felices fue revisada bajo el nuevo título de Obertura Pastourelle, siendo ésta la versión que habitualmente se interpreta. Asimismo compuso durante este primer año los Tres Estudios para Pianoforte. En este momento, compone también los Tres Cuartetos de Cuerda, dedicados a su padre, y editados por el mismo, aunque sin fechar. A los Tres Cuartetos precede la Sinfonía para Gran Orquesta (1824-25), otro de los grandes hitos de su obra, y cinco arias para voz y orquesta sin fechar, difíciles de ordenar cronológicamente. La intensidad de sus responsabilidades en torno a sus estudios en el Conservatorio y su casi meteórico ascenso a la fama, pudieron tener que ver en el empeoramiento de su salud. Murió en París el 16 de enero de 1826, diez días antes de su vigésimo cumpleaños, a consecuencia de una dolencia pulmonar, posiblemente tuberculosis, sumado al enorme cansancio que sufría debido al trabajo de profesor en el Conservatorio, las lecciones que daba y a su intensa actividad como ejecutante. A su muerte, un baúl fue enviado a la casa de su padre en Bilbao, conteniendo su violín y algunos manuscritos con parte de su obra, y fue dejado en un desván donde permaneció años abandonado hasta ser rescatado, casi medio siglo después, por un familiar en 1869. La Obra de Arriaga, de la cual a la muerte del autor solamente se habían editado los Tres Cuartetos, cayó en el olvido hasta que a finales del siglo XIX, dentro del movimiento del nacionalismo musical vasco, se recuperó y convirtió en un mito más por su inmenso potencial que por el material legado. Su música se puede relacionar fácilmente tanto con Haydn como con el primer Beethoven, como incluso con Schubert en su Sinfonía en Re, por ejemplo, aún siendo totalmente improbable que el propio Schubert pudiera haber sabido nunca de su existencia. Esto hizo que la historia de su vida fuera mitificada para encajarla en el creciente nacionalismo vasco de la época. Se le quisieron encontrar semejanzas con Mozart, tales como que nació exactamente 50 años después y que llevaron el mismo nombre, Juan Crisóstomo, como Johannes Chrysostomus en el caso de Mozart, además de la pareja precocidad, ya que ambos tocaban el violín con tres años o habían compuesto su primera ópera antes de los trece. Sin embargo la coincidencia referente al nombre no debería extrañar demasiado ya que por la época se solía bautizar a los niños con el nombre del santo del día de su nacimiento; y una de las festividades de San Juan Crisóstomo se celebraba el 27 de enero, día del nacimiento de ambos compositores. Su temprana muerte no fue tan sólo una pérdida para la cultura vasca sino también para la música española y por extensión para toda la música clásica europea.
Escucharemos la muy interpretada Obertura de Los esclavos felices. Disfrutad con ella.

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