Federico Vollmer, músico y compositor venezolano. Cuando terminó “Jarro Mocho”, pensó que había compuesto un vals y así lo anotó en la partitura original. Sin embargo, al igual que otras de sus obras, al incorporarse en el torrente de la música popular venezolana, se independizó del compositor y adquirió su propio ritmo.
Músico autodidacta, su obra es fiel reflejo de mundo musical venezolano de mediados del siglo XIX. Ciertas características llaman la atención en sus composiciones que abarcan toda la gama de expresiones musicales de su tiempo.
Polkas, mazurcas, danzas, valses e impromptus encuentran en él un destacado exponente; en sus danzas se atisban rasgos de lo que será el merengue, la guasa y algunas gaitas.
Bautiza con títulos graciosos sus composiciones “Sí, sí, ya tu me lo dijiste…”, “El Porfiado”, “¿Qué si queréis cacao?”.
Dedica sus piezas a compositores, artistas, y otras amistades como es el caso de “El Reloj de la Catedral”, dedicado a Arturo Michelena, “Tu y yo”, a la Srta. M.R.
Sus composiciones pasaron rápidamente de los elegantes salones a plazas caraqueñas como piezas obligadas en los repertorios y bandas marciales que amenizaban fiestas y retretas, en rollos de pianola, y en los primeros discos fonográficos.
Hoy me suena Jarro mocho.
Textos extractados parcialmente de su web.
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