Hijo de un acaudalado comerciante de azúcar de Berlín, fue niño prodigio y a los 9 años era ya pianista. Discípulo de Muzio Clementi, que sería uno de sus profesores de piano, desde muy pronto manifestó su atracción hacia el teatro. Sin embargo, halló su propio estilo sólo gradualmente, tras unos inicios convencionales bajo la influencia de su amigo Carl Maria von Weber. Se le considera el creador del melodrama musical romántico, por lo general basado en un tema histórico y montado de forma grandilocuente. Ayudó a Richard Wagner durante su estancia en París, si bien el fracaso de éste fue evidente ante un estilo hoy considerado encorsetado que nada tenía que ver con la complejidad dramática del drama wagneriano. Fue una potencia mundial en música, estando considerado como el compositor más importante de la vida musical europea, con cifras astronómicas de representaciones. Sus grandes éxitos fueron Robert le diable, Les Huguenots y Le Prophete. Murió mientras trabajaba en su última gran ópera, La Africana, que se convertiría en uno de los mayores éxitos de la historia de la ópera.
Además de un buen número de óperas, compuso música sinfónica, de cámara, vocal y de escena, pero hoy vamos a escuchar un vals que siempre me ha gustado. Se trata de El Vals de los Patinadores, que no es el tan conocido de Waldteufel, pero que no tiene nada que envidiarle. Pero en Youtube sólo hay una versión muy lenta y excesivamente larga y he tenido que echar mano a mis vinilos, improvisar un vídeo y subirlo.
Pongo a continuación un enlace a un artículo que celebra los 250 años de su nacimiento y que me ha llegado gracias a la soprano albacetense Ana Luisa Espinosa.
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