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lunes, 29 de junio de 2020

El 29 de junio me suena Bernard Herrmann

Ya sonaron aquí en este mismo día: 
En 2016: 
En 2017: 
En 2018: 
En 2019:

También en este día podrían sonar aquí: Aldo Ferraresi+, Andre Campra+, Anne Sophie Mutter, Bobby Gordon, Chou Wen-chung, Emil Tchkarov, Frank Loesser, Franz Beyer+, Friedrich Wuhrer, Gerardo Nuñez, German Valdes (Tin Tan)+, Ignacy Jan Paderewski+, Jacques Helian+, José Pablo Moncayo, Josep Ribas i Gabriel, Karla+, Kento Masuda, Liliane Montevecchi+, Luisa Tetrazzini, Marcello Viotti, Mario Rossi+, Neil Davidge, Paul Horn+, Rob Wasserman+, Rosemary Clooney+, Taylor McFerrin, Tim Buckley+, Yvonne Lefevure. Y alguna vez lo harán.

El 29 de junio de 1911 nace Bernard Herrmann en Nueva York. Compositor estadounidense especializado en el género cinematográfico. Galardonado con un premio de la Academia a la mejor música de película dramática por su trabajo, El hombre que vendió su alma (The Devil and Daniel Webster, 1941), es principalmente conocido por sus colaboraciones con Orson Welles (Ciudadano Kane, La guerra de los mundos) y con Alfred Hitchcock, director con el que cosechará la mayoría de sus grandes éxitos (Vértigo, The Man Who Knew Too Much, Psicosis). En 1933 conoció a Orson Welles, quien estaba buscando alguien que le compusiera temas para programas de radio. Uno de estos, La guerra de los mundos, marcó un hito en la historia de la radiodifusión, causando el mayor impacto de la historia de la radio. En 1941 Welles encontró financiación en la RKO para su película Ciudadano Kane, donde se reencontró con la música de un Herrmann que entraba por la puerta grande en el mundo de la composición cinematográfica. En 1955 se produjo el comienzo de su afortunada relación profesional con Hitchcock, complementándose ambos a la perfección. Su colaboración se inició en Pero... ¿quién mató a Harry?, que dio como resultado algunas de las más alabadas partituras cinematográficas. Su condición de maníaco depresivo le hizo desarrollar hasta el límite su innovación musical, que alcanzó su punto culminante en el lirismo de Vértigo, en el fandango percusivo de Con la muerte en los talones o en la violencia de los violines que simulan cuchilladas sobre la piel en la clásica escena de la ducha en la película Psicosis.
Hoy me suena Psicosis.


Textos extractados parcialmente de Wikipedia.
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